domingo, 3 de mayo de 2009

Una esclavitud de nuestro tiempo en La Hermelinda

Desde que Maxence van der Meersch escribiera su célebre trabajo sobre el meretricio, hasta las numerosos eventos actuales en torno a la prostitución y pornografía infantil, ha pasado más de medio siglo, pero en lugar de disminuir la abominable situación, ésta ha empeorado hasta causarnos verdadero asco existencial.

El escritor francés transcribe los siguientes párrafos de una carta de un ciudadano dirigida a un funcionario:

“Me tomo la respetuosa libertad de exponerle los hechos escandalosos sobre la explotación vergonzosa de las mujeres en las casas llamadas mataderos, empleando el lenguaje de la gentuza del ambiente. En París hay cuatro. Las mujeres llegan a las nueve de la mañana para salir a las doce y media de la noche… ¡No disponen de sillas ni de bancos! De este modo no tienen más remedio que permanecer quince horas de pie y tienen orden de hacer que beban los clientes y de emborracharlos a la fuerza. Esos innobles lugares son frecuentados por argelinos y marroquíes, Pasan aproximadamente cincuenta por día sobre el cuerpo de esas desgraciadas…Como todos ellos están muy fuera de sí, hieren a esas pobres, algunas de las cuales han tenido que ser hospitalizadas con la matriz desgarrada…”

Y una prostituta escribía:

“Señora Ministro: En nombre de varias camaradas, y por saber que se interesan por las mujeres que sufren, me dirijo a usted para exponerle un caso que no puede continuar por más tiempo. Todas las mujeres que sufren le guardarán gratitud, y usted podrá prestar su apoyo eficaz para una reforma útil… Se habla de rehabilitación de la mujer, pero, como usted comprenderá, después de algunos meses de recibir cada día de treinta a ochenta clientes y hasta más, una queda destrozada, buena para el hospital”

Y en Estrasburgo, en junio de 1925, con motivo unos festivales deportivos, un joven declaró en el proceso, “haber retrocedido, apiadado, cuando la mujer que se le ofrecía le reveló que él era el CLIENTE CIENTO TRES que le habían impuesto aquel día”.

¿Y cuántos clientes, drogados, borrachos y apestosos, recibe cada día una niña en La Hermelinda, ese vasto y complejo mercado de nuestra señorial ciudad de la eterna primavera, del Club Libertad, del Club Central, del Club de Leones, del Rotary Club, de la fiesta del perol, de los caballos de paso? Porque todos, o casi todos, saben, sabemos, que en ese mercado hay quienes permiten, inducen y organizan la prostitución infantil. Frente a esa situación ¿qué hacemos los padres de familia, los maestros, los policías, los sacerdotes, las autoridades, los jueces y fiscales de nuestra honorable ciudad? ¿Qué medidas han tomado la Defensoría del Pueblo, el Ministerio Público, el Ministerio de la Mujer, la DEMUNA, el Arzobispado, el Alcalde Provincial, el Presidente Regional, el Gerente Regional de Educación y cualquier autoridad o funcionario que tenga una mínima sensibilidad? Porque, como preguntaba Van der Mersch, ¿tiene usted hijas? ¿Se las imagina desempeñando ese oficio?

Claro, una niña no escribe cartas, no tiene a quien quejarse, ha sido abandonada absolutamente. ¿Ha visto usted una pequeña turba de estas niñas golpeando a otra para que no les quite un cliente? ¿Las ha escuchado usando el lenguaje más procaz que pueda imaginar cuando ni siquiera tienen quince años y apenas han salido de los 7 u 8 años?

Y repetimos la pregunta: ¿tiene usted hijas? ¿Se las imagina desempeñando ese oficio?

1 comentario:

  1. La Hermelinda es el mercado de abastos más grande de la ciudad de Trujillo en Perú. Tiene 1,371 puestos fijos. El 69% de ellos se encuentran funcionando.

    Por el área que ocupa, este mercado se constituye en el más extenso del Perú y el 3ero por número de puestos. Su área de terreno es de 101,400 m2 según datos del INEI.

    Trujillo se ubica en la costa norte peruana y cuenta con alrededor de 800 mil habitantes.

    ResponderEliminar

Seguidores