domingo, 26 de julio de 2009

Matanza de animales en países desarrollados

Los que hemos visto en YouTube la escalofriante matanza de focas en el Canadá, medida aprobada por el gobierno, arguyendo que es una de las más controladas en el mundo; los que hemos visto, digo, y tenemos algo de sensibilidad, no podemos menos que condenar absolutamente esa barbarie.

He aquí, pues, una muestra del desencuentro entre la razón y la vida. Canadá es uno de los países más desarrollados del mundo. ¿Cómo puede tener desarrollo un país donde se exterminan a las focas recién nacidas a golpe de mazos y las despellejan casi vivas? Y todo, entre otras razones, para vestir a los ricos que compran a precio de oro la piel de esos dulces animales.

¿Y qué decir de la espantosa carnicería de delfines en Dinamarca o de ballenas en el Japón, Noruega e Islandia? ¿No están entre los países más desarrollados del planeta? ¿No es Islandia el país menos corrupto de la Tierra? ¿Acaso no es corrupción espiritual profunda matar inocentes animales?

En el Informe sobre Desarrollo Humano 2008 de la ONU, estos países se encuentran en la siguiente escala: Islandia y Noruega (primer lugar con 0,968 de Índice de Desarrollo Humano), Canadá (segundo lugar con 0,967 de IDH), Japón (octavo lugar con 0,956 de IDH), Dinamarca (decimotercer lugar con 0,952 de IDH)

Por otra parte, en Sierra Leona (África), país con el índice más bajo de desarrollo humano (0,329 de IDH), después de la terrible guerra civil, había una población de más de 100,000 perros vagabundos, y, sin embargo, se buscó una solución humanitaria a esta situación: La Sociedad de Bienestar Animal de Sierra Leona buscó, con otras organizaciones, resolver el problema: esterilizando, desparasitando y vacunando perros masivamente; visitando a las familias para recoger a sus perros, asistirlos y devolverlos, entre otras medidas.

¿Es que hay una razón directa entre desarrollo y barbarie, o entre atraso y compasión hacia los seres vivos? ¿Supone esto que para estar desarrollados hay que destruir la vida de los animales?¿En nombre del desarrollo se puede destruir la vida? ¿O se puede destruir la Amazonía en nombre de la inversión privada, del mercado, de la competitividad?

Y seguimos preguntando: " ¿Cómo salir de la prehistoria del espíritu humano?


¿Cómo salir de nuestra barbarie civilizada?". Y nuestra respuesta no puede ser otra que la práctica de una ética de la resistencia, de la denuncia, de la proclama y de la lucha insobornable en nombre de la vida plena. Debemos ejercitar una ética planetaria, donde el hombre y todo lo que le rodea merecen el mayor y venerando respeto. ¡Oh, Pachamama, oh Santa Materia!


Y para terminar, repito a una voz con el gran Edgar Morin: "No niego la salvación por masoquismo o gusto por el dolor; en ella me impide creer un mínimo psíquico de racionalidad. Pero la renuncia a la Salvación, a la Promesa, me impulsa aún más a adherir a la poesía de la vida. Donde hay desesperanza, la poesía de la vida, la participación, la comunión y el amor aporta alegría y plenitud? Amad lo frágil y perecedero, pues lo más precioso, lo mejor, incluyendo la conciencia, la belleza y el alma, son frágiles y perecederos

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