domingo, 5 de abril de 2009

Cumbres y encuentros inútiles

Si algún acucioso investigador de la realidad política y económica internacional hiciera la historia de las cumbres, minicumbres, foros, encuentros y toda laya de reuniones entre presidentes, ministros y primeros ministros, se encontraría que a la fecha todas esas reuniones del mundo capitalista, prácticamente sin excepción, sólo han significado ingentes gastos de desplazamiento, representación, logística y seguridad.
Desde 1974, para poner una fecha referencial, cuando las Naciones Unidas aprobó una resolución para establecer un Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI), han pasado 35 años, ¿y alguien puede decirnos qué avances significativos se han logrado para superar la escandalosa y brutal brecha entre los países del norte (ricos) y los países del sur (pobres)? Quien tenga la respuesta que lance la primera línea.
EL G-20.
Las reuniones del G-20 se iniciaron en 1999 en Berlín. Desde entonces se han realizado 12 encuentros. Al último G-20, realizado en Inglaterra, han asistido los países más poderosos, pero también han sido invitados, entre otros, tres países latinoamericanos: Argentina, Brasil y Méjico. ¿Qué papel han cumplido los presidentes de estos tres países y para qué han asistido? ¿Alguien puede imaginar que en dos reuniones se puedan tratar y, cuando menos, proponer soluciones serias y viables para las graves carencias de la mayor parte de la humanidad? Como dice Marcelo Justo de El Mundo: "Nadie espera que esta amalgama de naciones dispares -los ricos del G7, las nuevas potencias del BRIC (Brasil, Rusia, India, China), y países varios como Argentina, Corea del Sur, Turquía y Arabia Saudita entre otros-, pueda acordar con dos sesiones de trabajo de 90 minutos una nueva arquitectura financiera mundial".
Pero, claro, no se trata sólo de una nueva arquitectura financiera mundial, sino de una profunda y radical reestructuración de las economías a nivel global, pues todas las mentiras, hipocresías y abusos del mundo capitalista han emergido una vez más con la fuerza de un volcán. El bello panorama que siempre buscaron que viéramos los hacedores de la política económica global se ha desdibujado hasta convertirse en un desvencijado vitral sin lunas, pues estas son sólo restos de un espejo multiplicador de ilusas esperanzas.
Hacia un Desarrollo Humano.
Lo que nunca entenderán los poderosos es que rotos todos los espejos de los engaños, estarán siempre los seres de carne, hueso y sueños. Y que toda política, encuentro, foro, cumbre o simposio sólo tiene sentido si se orienta a resolver los problemas de un real desarrollo humano; de lo contrario esos encuentros se convierten en una burla sangrienta, pues mediáticamente nos quieren convencer que servirán para remediar los males que aquejan al mundo pobre, cuando no son sino espacios para alimentar a una frondosa y gorda burocracia, bufa y criminal.

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