miércoles, 15 de abril de 2009

LA FAMILIA SAGRADA

Es indudable que la creación de Juan Paredes Carbonell tiene la madura sencillez de los grandes poetas. Leer este nuevo texto es un placer múltiple por las resonancias, sugerencias y sorpresas que nos depara página tras página.

Ya el título del libro es una provocación, pues invierte la célebre creación de Marx y Engels La Sagrada Familia, por La Familia Sagrada, queriéndonos decir, y nos lo dice en sus poemas, que la familia, los hijos, son los valores permanentes, inescindibles, imperecederos, rocas salvíficas, en las procelosas sinuosidades de la cotidianeidad.

Madura sencillez, decíamos y lo repetimos. No hay pretensiones de sorprender, pero sorprende. No hay búsquedas, experimentos extraños, pero hay encuentros memorables. No hay gritos desesperados, pero hay profundas resonancias espirituales.

Importa poco saber si escribo/igual que ayer/el amor no tiene historia/ (pág. 12)

No tiene historia el amor, y no hay afanes de originalidad, sino decir que el amor es ella, que el cuerpo, al revés de los primeros años, la busca desesperado en la madrugada, cuenco donde reposan los sueños, los cansancios, las perplejidades, las atroces dudas y los no pocos desengaños.

Ese lenguaje que expresa el amor ya sin asombro, es decir, el único asombro es la permanencia en los pliegues más íntimos y los objetos más precarios:

Hasta el pañuelo que/planchas con cariño/tiene mucho de ti (Crisol de Rosa)
(pág. 15)

O esos versos tan certeros: Vienes a mí en puntillas como el viento a rascarme la espalda.

El hogar, los hijos, esos gestos inaudibles, que se graban en la memoria poética, esos rastros que modelan el paso diario, la espera, el encuentro, el calor, la tibieza que no se acaba: Dimos cabida a nuestro amor/El amor a nuestros hijos/Poesía mía. / (Bosque de luz) (pág.50)

En suma, poesía de amor la de Juan Paredes Carbonell, poética de amor, fusión elemental, permanencia, lealtad. La Familia Sagrada es ya memorable por su madurez formal, su contenido intenso, inobjetable, la eclosión de un gran poeta que nos viene dando de tiempo en tiempo sus palabras que rescatan lo humilde, por ello mismo lo perdurable, como el amor, como el mar, como los peces, como las algas del tiempo que se enredan en los sueños, en las barbas, en los cabellos de los simples neptunos, indomables en su amor, en su pasión, que revientan en los acantilados, en tu bajo vientre, por donde a veces el poeta, y todos nosotros en su ámbito propio, reptamos como una criatura y volvemos a nacer de nuevo otra vez y otra vez, porque el amor es eso: un volver a nacer, un volver a vivir, un volver a la eternidad, nadando en el mar que es la mujer, que es la poesía, nadando como pez espada o pez martillo o pez torpedo o finalmente, y ello lo resume todo, nadando como PEZ AMOR.

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